Tras la duodécima uva seguÃa creyendo que el
hombre de mis sueños aparecerÃa esa noche en medio del cotillón librándome de
la cola del baño. O que esa llamada inesperada serÃa para cubrir el puesto de
realizador en Canal Sur tras el desastre. Pero no, nada de esto ha pasado. Empezando porque no
llegué ni a la tercera uva, con estas expectativas nadie auguraba un año como
este 2015.
Adiós a los propósitos, los
pronósticos y todo lo que tenÃa pensado para estos doce meses que hoy acaban. De
nada ha servido porque todo, reitero, todo ha sido mucho más.
Escribiendo esta entrada, pensaba
en contaros cuál ha sido la clave para conseguir esto, qué ritual oscuro y
macabro he llevado a cabo para que este balance del año supere con creces el que
imaginaba minutos después de aquellas malditas campanadas. Pero no lo tengo.
Sólo os diré que hagáis lo que realmente os gusta, aquello con lo que morÃs de amor cada mañana; que luchéis por vuestros sueños sean los que sean (dice Mr. Wonderful que lo imposible sólo tarda un poco más); que no dejéis de ser o de vestiros como queráis por el qué dirán; que perdonéis las veces que creáis convenientes y que dejéis marchar a aquellos que nunca os valoraron lo suficiente. Que riais mucho, y que os rodeéis de personas que sumen en vuestras vidas. Que frenéis y miréis a vuestro alrededor, valorando todo aquello que tenéis con especial atención en las cosas que no son materiales.
Sólo os diré que hagáis lo que realmente os gusta, aquello con lo que morÃs de amor cada mañana; que luchéis por vuestros sueños sean los que sean (dice Mr. Wonderful que lo imposible sólo tarda un poco más); que no dejéis de ser o de vestiros como queráis por el qué dirán; que perdonéis las veces que creáis convenientes y que dejéis marchar a aquellos que nunca os valoraron lo suficiente. Que riais mucho, y que os rodeéis de personas que sumen en vuestras vidas. Que frenéis y miréis a vuestro alrededor, valorando todo aquello que tenéis con especial atención en las cosas que no son materiales.
Que a la felicidad también se
llega sabiendo qué es lo que uno no quiere. Y aplicando la filosofÃa despeinada. Como no.