Por si no hay mañana, dejame decirte que he sido feliz entre tus brazos, cuando sólo existíamos tú y yo. Porque no he encontrado a nadie que me haga tan feliz como me haces tú y que no he hallado mejor razón por la que sonreír cada día. No necesito nada que nos defina, que nos etiquete, que nos comprometa. Sé que ambos sentimos lo mismo con sólo mirarnos.

Porque si el mañana no existiera, si acabase aquí el mundo, me gustaría que supieras que eres importante para mí. No lo más importante pero sí necesario en mi vida. Es difícil de explicar pero casi todo es difícil en nuestra historia. Por eso me encanta. Y me gusta con sus pros y sus contras, con sus idas y venidas, con sus más y con sus menos.

Siendo sincera, si aquí acabara el mundo no quisiera recordar ninguna de las veces que me hiciste pasarlo mal, que me maldecí por haberte conocido, por sentirte como te siento. Quisiera recordar aquel momento en el que nos miramos y descubrimos algo más, me pararía en ese beso, en ese abrazo, en ese pequeño detalle y sonreiría para toda la eternidad.

Es extraño. Cuando notamos el final cerca sentimos miedo. Necesitamos expresarnos, decir lo que nunca hemos tenido el valor de decir ni de demostrar. Desahogarnos.

 Cuando las historias llegan a su fin, siempre te queda la sensación de vacío al pensar qué podrías haber hecho o dicho. No lo hagas sólo hoy, hazlo día a día. No dejes pasar las oportunidades que te brinda la vida, no calles aquello que deseas gritar y nunca te quedes con las ganas de hacer aquello que verdaderamente deseas.  Puede que no exista un mañana.