“ Entonces Dios colocó al hombre en unos jardines llamados Jardines del Edén. El hombre se llamaba Adán. (…) Entonces dijo Dios ' No está bien que el hombre esté solo' (…) pero Adán no tenÃa todavÃa compañera. Entonces Dios provocó en Adán un sueño profundo. Mientras dormÃa, Dios creó a la mujer. Al despertar Adán la vio a su lado y dijo ' Ahora sà que soy feliz, ahora estoy completo'. Y la abrazó”.
Asà es como la Biblia relata la creación de Adán y Eva. El hombre y la mujer. La combinación perfecta por excelencia. Un binomio de amor, de entendimiento, de necesidad mutua. Y entonces, ¿cómo puede el ser humano herir a la persona designada para amarla? ¿Cómo puede causar en ella miedo, tristeza, infelicidad? ¿Como algo tan grande como el amor puede anularte por completo?
Siempre que ocurre algo parecido te surgen las mismas preguntas. Este caso, supongo que por la cercanÃa, me conmueve desde primera hora de la mañana. Ahora mismo todavÃa lo sigue haciendo. Mezcla de tristeza y rabia aunque también de valentÃa hacen que escriba esto. Rechazo, y lo digo bien alto, RECHAZO a cualquier tipo de violencia. Ya sea de hombres, de mujeres, hacia hombres o hacia mujeres. Todas ellas son detestables. Como detestable es también que aún en el siglo XXI sigamos viviendo en una sociedad que no la condene, que retroceda cada vez más en este aspecto.
Si nos crearon para amarnos, para complementarnos y hacernos felices, ¿por qué tanto horror? NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO.