Odio la incertidumbre. Odio no saber cuándo será la próxima vez que te vea, y odio haber olvidado la última. Odio nuestros encuentros repentinos. Y odio no estar preparada para ellos. Aunque estaba convencida de que sÃ. Odio tus sorpresas, tus frases de la nada que vuelven a ponerlo todo patas arriba. Y odio mi reacción: mi sonrisa tonta, mi enfado, mis ganas...