Tú puedes. Vas a conseguirlo. Si quieres, hazlo. Todo va a salir bien. A por ello.
Seguro que en más de una ocasión habréis deseado escuchar esto. Ante una decisión trasncendental, antes de adentraros en un proyecto, horas antes de un examen importante, una entrevista de trabajo o en un probador con el vestido de vuestros sueños colgado en la percha.
Lo cierto es que esa respuesta no vais a encontrarla en ningún sitio. Ni siquiera en aquellos que creéis mejores consejeros (padres y amigos de los buenos, os queremos). Las respuestas siempre están en nosotros mismo. Vienen determinadas por los instintos más primarios, por aquellos que nos hacen ser quién somos. Un sà dependerá de tus ganas, de la pasión que le pongas, de tu esfuerzo y constancia por conseguirlo. Un sà dependerá sólo y exclusivamente de tÃ.
Puede que te hayan dicho que es imposible aprobar con ese profesor, o que la carrera que te gusta no tiene salidas profesionales. También te habrán bombardeado con que no contratan a nadie en esa empresa o que los sueldos son de risa. Seguramente te habrás creÃdo todo eso, como también te habrás creÃdo que esa falda más pegada y corta de la cuenta no 'te quedará bien' a no ser que tengas un tipÃn.
Pues te equivocas. Yo también. Nosotros somos nuestros peores enemigos. Nuestros miedos y prejuicios nos llevan a aceptar aquello que nos llega de fuera sin valorar ni plantearte, tan siquiera, cual es tu opinión sobre el tema.
No es fácil encontrar la respuesta, pero la tienes. Asà que búscala. Que esa labor sea uno de los motivos por el que te levantes cada dÃa. Pregúntate si lo que haces hoy te va a llevar al sitio donde quieres estar y si es asÃ, adelante. Y si nadie te dice lo capaz que eres repÃtelo cada mañana mirándote al espejo y recuerda que esa respuesta, y que puede que de ahà tu felicidad, dependan de ella. No dejes que lo decidan por tÃ.